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DIAGNÓSTICO

La soledad: factor de riesgo de infarto en los varones

¿Sabes que el aislamiento social puede afectar negativamente el funcionamiento del corazón masculino? ¿O que la desconfianza, el estrés crónico y la depresión pueden estar asociados con un mayor riesgo cardiovascular? Cada vez hay más índicos de que las ideas o actitudes que se nos cruzan por la cabeza son capaces de poner en peligro la salud de nuestro músculo cardiaco.

La emoción ligada al cuerpo

Algunos de los problemas de salud que conducen finalmente a la consulta del cardiólogo, podrían evitarse con una visita oportuna y a tiempo al psicólogo, de acuerdo a las últimas investigaciones médicas, que desvelan la conexión entre el malestar emocional y la inflamación arterial.

Un trabajo norteamericano, basado en el análisis de los datos de más de 3 mil hombres que participaron en el macro-estudio Framingham, en Estados Unidos, ha descubierto que tener amigos, familia o estar vinculado con grupos sociales es bueno para la salud de los vasos y el corazón, en tanto que la soledad es perjudicial para el corazón de los varones, ¡pero no sólo en un sentido romántico!

De acuerdo con los investigadores, los hombres que se mantienen alejados de las reuniones sociales tienen niveles más elevados en la sangre de una sustancia química relacionada con las enfermedades coronarias y denominado iterleukina-6 (IL-6), que fomenta la inflamación que ayuda a las paredes de las arterias a agrandarse y endurecerse, lo cual conduce a los infartos del corazón y el cerebro.

A los participantes del estudio, de una edad media de 62 años, se les practicaron exámenes físicos y expusieron a una serie de preguntas sobre su vida social, como si están casados o solteros, en cuántos amigos o familiares pueden confiar, y en que medida toman parte en actividades grupales y reuniones o servicios religiosos.

En base a los resultados, a los hombres se les asignaba una calificación del uno al cuatro. Los que se mantenían aislados socialmente estaban al fondo de la escala y los que estaban muy conectados, al principio.

Los investigadores descubrieron que el nivel promedio de IL-6 en la sangre de los hombres con una buena red social es mucho menor que el de aquellos poco conectados con los demás o con escasos contactos sociales.


Según el director del estudio, el doctor Eric Loucks, "este análisis sugiere que mantenerse conectado con los demás, tener amigos cercanos y una familia, estar vinculado con grupos comunitarios y religiosos es bueno para la salud cardiovascular de los hombres".

Curiosamente, los médicos no encontraron la misma relación entre soledad y riesgo coronario en el caso de la población femenina, un aspecto que de momento permanece sin explicación.

Otro estudio de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, ha arrojado conclusiones similares: sugiere que la desconfianza, el estrés crónico y la depresión pueden estar relacionados con un mayor riesgo cardiovascular, al estar asociados con mayores niveles de marcadores inflamatorios en la sangre, lo que a su vez se asocia con un mayor riesgo de sufrir una dolencia cardiovascular

De acuerdo a este trabajo, la inflamación arterial en el inicio y desarrollo de la arteriosclerosis, o endurecimiento de las arterias, puede ser un mecanismo que vincule los factores psico-sociales con la enfermedad cardiovascular.

Para llegar a esta conclusión, se analizaron los datos de un estudio previo sobre la aterosclerosis multirracial de 6.814 hombres y mujeres de entre 45 y 84 años, a los cuales se efectuó un cuestionario sobre su estilo de vida y un análisis de sangre para conocer sus niveles de marcadores (sustancias indicadoras) de inflamación, como la IL-6, la proteína reactiva C y el fibrinógeno.
 
Los resultados muestran asociaciones escalonadas entre el estrés, la desconfianza y la depresión y los marcadores inflamatorios. Según los expertos parte de este fenómeno podría deberse a que estos factores psicosociales pueden aumentar la probabilidad de que un individuo mantenga conductas que aumentan su riesgo cardiovascular, como fumar.
Fuente:  María Jesús Ribas, EFE

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